Tras el espejo

15.10.2018

El paisaje suele asociarse a una estampa, a una imagen estática y sin embargo es algo que varía en el tiempo y en el espacio. ¿No os gustan los viajes en coche? Desde pequeño me quedo maravillado con las llanuras infinitas de cereales, los montes de olivar o las montañas escarpadas que cortan la perspectiva pasando por mi ventanilla. 

En mi isla, aunque vayas en coche, el paisaje suele tener el mismo fondo, una línea de horizonte que rodea el territorio en todas las direcciones. Para muchos es una frontera que agobia, una lámina que refleja el cielo y que te impide salir. Pero si traspasas el espejo, como hizo Alicia, te lleva a un mundo distinto, con sus propias reglas, donde las personas somos extrañas, pero que podemos visitar.

Una ladera de arena con una suave pendiente, desemboca en un pequeño acantilado de 15 metros. Puedes saltar sin temor a hacerte daño. La luz del sol se refracta con un efecto caleidoscópico y puedes adivinar las nubes pasando veloces empujadas por el viento de Lanzarote. El silencio, roto únicamente por el sonido de tu respiración, y la ingravidez acentúan la sensación de estar soñando.

Ahora entiendo al Capitán Nemo cuando confesaba amar las profundidades del océano. A diez metros de profundidad las reglas del ser humano desaparecen. Qué magnífico lugar para vivir, para colonizar, para retirarse, para pensar, para disfrutar, qué vistas, qué tranquilidad suprema...

Me dejo llevar por este sueño siempre que cruzo, pero el ordenador de buceo, como si fuera un despertador, siempre me devuelve a la realidad. Se me acaba el aire. Debo regresar al otro lado.

Jesús A. Izquierdo - Arquitecto

(Texto para la Semana de la Arquitectura 2018 del Colegio de Arquitectos de Lanzarote) 

Dibujo de Alejandro de la Sota para la Casa Domínguez