… sobre las jornadas del Laboratorio de Ideas

11.07.2012

Los pasados días 21 y 22 de junio de 2012 se celebraron unas Jornadas abiertas a la ciudadanía sobre el papel del arquitecto en la sociedad actual. Fueron organizadas por el Laboratorio de Ideas del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia. Se establecían cuatro mesas de debate en torno a unas preguntas, ¿por qué contar con un arquitecto?, ¿cómo contribuye a la mejora de las ciudades?, ¿cuáles son sus campos de trabajo? y ¿cómo se comunica con la sociedad?

La oportunidad del evento es incuestionable en un momento en que la mayoría de los arquitectos están perdidos, desilusionados o simplemente apáticos. Las cuestiones planteadas y las reflexiones esbozadas por arquitectos de diferentes partes de España ponen en evidencia que los problemas que sufrimos no dependen del lugar de residencia sino de una manera errónea y generalizada de hacer las cosas.

En los últimos días varios de los ponentes han ido publicando sus conclusiones de las jornadas y quisiera hacer mi interpretación de las ideas que se han lanzado con riesgo a equivocarme pero con las ganas de difundir y extender el debate lo más posible.


... nuevos trabajos

En primer lugar todos coincidimos en que desde las Escuelas de Arquitectura se ha fomentado un único perfil profesional de arquitecto, aquel que tiene su propio estudio y que se dedica a proyectos de edificación, olvidando otras ramas profesionales o empresariales. La falta de diversificación de nuestra carrera ha dejado huecos que han rellenado otras profesiones. Pero claro, un Arquitecto no podía dedicarse a diseñar instalaciones o a calcular estructuras porque nuestra labor era "el Proyecto", o más bien una parte del proyecto, que si además lo entregábamos a lápiz y en papel de croquis te aumentaba la nota, porque delinear era cosa de otros. Rellenar fichas como la del derogado Kg o la del Ca era una labor tediosa que tenían que realizar los ingenieros.

La entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación ha hecho que muchos añoren aquellas fichitas que han sido sustituidas por páginas y páginas de tablas justificativas y los nuevos tiempos parecen indicar que los temas de cálculo energético (desde instalaciones y envolventes de edificios hasta ciudades enteras) son fundamentales en la formación de cualquier arquitecto que se precie, o al menos que quiera trabajar.

Evidentemente los planes de estudios de las Escuelas se van adaptando a los tiempos y espero que se tienda a dar la importancia que se merecen todas las asignaturas, para que luego cada arquitecto elija qué camino seguir. La formación de buenos profesionales es prioritaria frente a la formación de genios proyectistas, porque la mayoría de los arquitectos no hacemos edificios emblemáticos ni singulares, es más, ni queremos hacerlo. Pero es imprescindible que sepamos hacer buenos proyectos anónimos.

Evelio Sánchez dijo que "el arquitecto es imprescindible incluso para trabajos que aún no existen" y no puedo estar más de acuerdo como filosofía a seguir en el proceso de investigación de nuevos nichos de trabajo. Se aludió especialmente a las nuevas herramientas tecnológicas que debemos aprovechar, a los trabajos ligados a la ciudad, el diseño urbano y el paisaje. Me resulta de especial interés la petición de Daniel Ayala Serrano de recuperar el espacio de las vanguardias en temas como la Smart City donde la presencia de arquitectos es escasa o nula.

En los últimos meses están surgiendo noticias de que el futuro de los arquitectos está en la rehabilitación de los edificios existentes, en la eficiencia energética, en las Inspecciones Técnicas de Edificios... y espero que a nadie se le pase por la cabeza pensar que estos son trabajos menores para un arquitecto porque ejecutados con profesionalidad dirán mucho de nuestro labor en la sociedad.


... un sistema laboral ético

En segundo lugar es unánime la crítica al "sistema laboral" en el que hemos estado trabajando los arquitectos. Se inducía a trabajar con suerte como falso autónomo sin horarios ni contrato y con menos suerte sin cobrar nada o por cantidades irrisorias que no llegan ni al salario mínimo interprofesional. Sin embargo, todos los arquitectos parece que lo tenemos asimilado desde la Escuela. De estudiante, si te llamaba algún profesor de Proyectos para colaborar en un concurso se nos caía la baba con lo que íbamos a aprender aunque luego estuvieras pasando a "rotring" un plano de armaduras de una losa de cimentación. Y después de conseguir el título, más de lo mismo. Yo le contaba todo esto a mi padre, sindicalista convencido, y la perplejidad de su rostro solo era matizada por una no disimulada desazón. Dar estudios superiores a tu hijo para optar a ese tipo de trabajos deprime a cualquiera.

La gran demanda de proyectos durante el boom inmobiliario hacía que nadie se quejara. En palabras de Miguel Villegas de Arquitextonica, "hemos estado trabajando, como mulas algunos y otros como bulldozers, pero trabajando". Esto unido a la profusión de proyectos emblemáticos y de marca para colocar ciudades en el mapa o la construcción alocada de barrios interminables de viviendas, ha creado una imagen del arquitecto ante la sociedad en el que eres o un arquitecto estrella o un especulador. Así lo ve José María Echarte de N+1 cuando dice "Ninguno de los dos extremos refleja la labor responsable, esforzada, callada, de infinidad de profesionales que se matan día a día por dar liebre por gato a precios insoportables". Y es este perfil el que hay que difundir, el de un Profesional (con mayúsculas) que trabaja en arquitectura, al que contratas para resolver problemas y no para creártelos.

Que en el mundo de la construcción hay mucha picaresca es de todos conocido. Desde la Ley de Contratos que no limita las bajas temerarias hasta la forma de certificar el enfoscado de una fachada, a cinta corrida o descontando huecos. Todo el mundo se agarra a la mínima indefinición para conseguir su beneficio. Y los arquitectos estamos dentro de ese mundo. Se han producido desmanes espectaculares por no tener unas reglas del juego definidas o por no seguir ni siquiera las existentes y ha tenido que venirse todo abajo para que nos demos cuenta. La aparición hace apenas dos años del Sindicato de Arquitectos es algo que a muchos les habrá rechinado por tener aún la imagen del Arquitecto (con mayúsculas) ajeno a reivindicaciones laborales que estaban fuera de su órbita y sin embargo responde a la cruda realidad de infracontratación de arquitectos (con minúsculas) por Arquitectos. El SArq es una de esas iniciativas colectivas que a uno le llenan de alegría el cuerpo de vez en cuando.


... comunicar a la sociedad

En tercer lugar, nuestra imagen en la sociedad, la manera de difundir nuestro trabajo y nuestra necesaria crítica a la sociedad.

Las maneras de comunicar se han diversificado tremendamente y la entrada de internet en escena ha sido explosiva. Como en tantos otros aspectos de la sociedad internet ha democratizado el acceso a la información y la opinión frente a la misma. Desde luego es solo un medio, como lo puede ser el papel de una revista, y no determina la calidad de lo que se publica. Sin embargo pongo el énfasis en la facilidad de que cualquier arquitecto con inquietudes pueda escribirlas en la red. Esto viene en contraposición a los "filtros" de los que habla José María Echarte, que podían controlar otros medios para conseguir determinados objetivos. El fenómeno de las "revistas de arquitectura" fue espectacular mientras estudiaba en la ETSAM y cualquier arquitecto que se preciara tenía que salir publicado en una de ellas o en todas ellas. Sin embargo, siempre eran revistas de arquitectos para arquitectos.

Hoy hay que fomentar la labor del profesional ético que trabaja para servir a las personas que le han contratado y debe hacerse desde las Escuelas, desde los Colegios Profesionales y desde los propios arquitectos.

Otro aspecto importante es la crítica que podemos aportar a la sociedad. La presencia de los arquitectos en puestos de decisión es contada y la independencia de opinión que debería mostrar nuestras instituciones debería ser ejercida. Recuerdo con envidia las declaraciones del Colegio de Arquitectos de Chile (uno para todo el país, pero ese es otro tema) frente a determinadas actuaciones urbanísticas o políticas territoriales de su Gobierno. ¿Cuándo hemos visto algo así en España?

Y ha salido el tema de los Colegios de Arquitectos. Muchos de los ponentes les dan el papel principal que deben tener, si funcionaran como deberían hacerlo, y corresponsabilizan de su buena marcha a los colegiados. Andrés Martínez lo resume de manera sencilla: "También habrá aprendido (el arquitecto) que, como colectivo, nada se puede hacer si no es con una presencia corporativa eficaz y continua; por eso colaborará para mejorar esta presencia en las entidades que le representen (las que se deriven -también con todo por inventar- de los fracasados colegios profesionales) e intervendrá para evitar que se distraigan de su objetivo principal, que no es otro que servir a los intereses de la profesión, y por extensión, a los de la sociedad."

No sé en qué andarán otros COAs de España pero desde luego mi COACanarias, no está en los temas donde debería estar en estos momentos, ensimismado en problemas internos creados por una demarcación que está en otra realidad, planteándose segregaciones y usando a los colegiados para conseguir mayorías ficticias con votos delegados sin reglamentar, con una suspensión cautelar de los acuerdos de una Asamblea General por el pleno del CSCAE... un auténtico espectáculo. Con decirles que ante este panorama el último comunicado oficial de nuestra Decana es del sábado 12 de mayo (hace dos meses) lo digo todo. Pero supongo que hasta que no se caiga el sistema, que se caerá como el boom inmobiliario, no lo arreglaremos. Este es un debate que debemos abrir sin falta.


Por tanto, resumiendo mal y pronto por la cantidad de matices implícitos: las Escuelas tienen que diversificar los perfiles de formación de arquitectos, debemos tener un sistema laboral justo, debemos recuperar nichos de trabajo abandonados y crear nuevos, debemos participar de manera más activa en la comunicación de una manera de ejercer la profesión honesta, comprensible y útil para la sociedad, sin olvidar la crítica y el debate y debemos reorganizar nuestros colectivos de representación simplemente para que nos sean útiles a nosotros y a la sociedad.

Por último, agradecer al Laboratorio de Ideas del COAG esta estupenda iniciativa que espero que tenga continuidad en el futuro por las muchas cuestiones que quedan por debatir, y a los ponentes por compartir sus ideas.


Jesús Ángel Izquierdo Gómez - arquitecto COALZ 02331


Textos imprescindibles relacionados con las Jornadas:

- ¿Qué puede aportar el arquitecto a la ciudad? por Idoia Camiruaga Osés

- Incertidumbres y futuro del arquitecto por Santiago de Molina

- Reflexión de arquitextónica por Miguel Villegas

- n+1: Mr.X Strikes Back por José María Echarte

- el ocaso de una profesión por Andrés Martínez

- Los arquitectos debemos abandonar nuestra zona de confort por Daniel Ayala Serrano

- Estado de pánico por Fredy Massad